Por Julio Conesa
No voy a remontarme a “los años del picor”. Pero si voy a decir que las últimas etapas con el PP en la Generalitat fueron el mayor desastre desde 1999.
Sí, con Zaplana dimos un salto importante las policías locales: la Norma-Marco y la posterior Ley 6/99. Después todo lo conseguido se fue diluyendo. Con Camps todo fue pérdida de derechos conseguidos, se impuso la unilateralidad y la falta de acuerdo y consenso, sólo hay que dar un vistazo a la hemeroteca, no tuvieron el respaldo ni de sus sindicatos más allegados.
Se empezó a ver la posibilidad de retomar la senda de las mejoras y la recuperación en lo profesional y en lo laboral con el primer gobierno del “Botanic”. Se negoció y aprobó la Ley 17/17 de Policía Local (atacada a muerte por todos aquellos que vieron peligrar sus intereses y privilegios) y así llegamos a la segunda legislatura del gobierno de coalición en la Generalitat con un cambio total de paradigma. Y de nuevo, la bronca y la falta de acuerdos, la imposición desde la Conselleria del freno al desarrollo de la ley, de las mejoras previstas y pendientes, pero además, la vuelta atrás en las expectativas de mayor profesionalización, de la comarcalización de las políticas de seguridad, en la colaboración interadministrativa, en la centralización de los procesos de acceso y promoción, etc.
A escasos meses de las elecciones autonómicas y municipales ¿qué cuentas van a hacerse? ¿Cómo van a valorar lo hecho en estos últimos cuatro años sin “elevar un mea culpa”? Urge la autocrítica.
La seguridad pública local sigue igual o peor porque las expectativas abiertas no solo no se han desarrollado, sino que se han frenado, recuperando las viejas formas de un pasado que aborrecemos.
Urge la autocritica para realzar un nuevo compromiso.
No se puede gobernar la Comunidad Valenciana, sin gobernar “la seguridad”. Un 80% de las necesidades en materia de seguridad que tiene la ciudadanía valenciana la dan los cuerpos de policía cuya coordinación compite a la Generalitat. ¡Y el proyecto de la Ley 17/17 está aparcado!
La desprofesionalización creciente solo puede llevarnos a una desmoralización generalizada. La falta de planes de formación, de diseños de carrera, de medios adecuados, de proyectos ilusionantes: nos lleva al desánimo y desinterés.
Tendremos que mirar con lupa los programas electorales, ¡por supuesto! Pero también como valora cada quien los hechos, las actuaciones de cada uno estos años.
¿Se va a recuperar lo que un día fue la Conselleria de Interior, de Governació? ¿Va a haber presupuesto y plantilla para desarrollar planes de formación, planificación y proyectos de coordinación? ¿Se va a establecer un sistema de fiscalización administrativa-ejecutiva del cumplimiento de las normas por parte de los ayuntamientos? ¿Se establecerán fórmulas eficaces para garantizar la profesionalización al 100%? ¿Se acabará con la precariedad?
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